La historia de la
escultura es una parte de la historia del arte
que estudia la evolución de la escultura desde sus
principios teniendo en cuenta las diferentes culturas del mundo y los períodos
históricos que suelen coincidir con los de la propia historia del arte.
Desde las
civilizaciones prehistóricas hasta las actuales, la escultura ha pasado por
varias fases funcionales; inicialmente, tenía un uso utilitario y era un método
para representar ritos mágicos o religiosos. En
ciertos momentos de la historia, debido a la aparición en algunas religiones
del aniconismo , la práctica de la escultura se reduce a la
realización de adornos sin ninguna representación de imágenes. El rechazo de Moisés del culto al
becerro de oro, que cita la Biblia, fue
seguramente un acontecimiento decisivo en una parte de la historia de la
escultura, ya que promovió la práctica según la cual había que evitar la
existencia de imágenes sagradas o de personas religiosamente relevantes.
Iniciativas como
ésta surgieron también en los inicios del cristianismo y del budismo, sin
embargo y con el paso del tiempo, en ambas religiones se revirtió esta
tendencia y la escultura alcanzó una gran relevancia, sobre todo en el budismo.
Los escultores medievales y renacentistas
trabajaban en colaboración con otros artesanos y solían tener grandes talleres,
en estos locales podían trabajar muchos ayudantes y oficiales, y el maestro
escultor era el encargado de la finalización de las obras. Por otra parte,
detrás del arte han existido grandes mecenas, el
patronazgo de los cuales, en algunos casos, se prolongaba durante toda su vida.
Más recientemente, a partir del siglo XIX, los
escultores dependen normalmente de las galerías de arte públicas y privadas donde se exponen las obras de
cara a su venta.
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